El interior del SpaceX Crew Dragon comparado con todas las naves de la NASA
El nuevo interfaz de usuario de la exploración espacial
Después de casi un década, los Estados Unidos van a volver a lanzar astronautas al espacio por sus propios medios. Y la cápsula Dragon Crew de Space X — que volará sobre un cohete Falcon 9 este sábado — es una nave espacial que no tiene absolutamente nada que ver con ninguna otra nave terráquea de la historia.
De hecho, introduce un nuevo paradigma del interfaz de usuario en la exploración espacial, como lo demuestra esta imagen comparativa que he montado con varias imágenes coleccionadas en internet:
Está claro que, como decía la zarzuela, “hoy las ciencias avanzan una barbaridad”. En nada se parece la Crew Dragon a ninguna de las naves de la NASA anteriores (o las Soyuz rusas, que todavía parecen de los años 60). De hecho, la Crew Dragon es más parecida a algo salido de Star Trek que a cualquier otra cosa que ha volado sobre la superficie del planeta Tierra (que sepamos, claro).
Como en el resto de las tecnologías, hemos pasado del interfaz físico basado en botones, interruptores y diales, a uno que mezclaba esos con pequeños LCD alfanuméricos, luego algunas pantallas pequeñas multifunción y finalmente grandes superficies táctiles que pueden cambiar su apariencia de forma dinámica según la necesidad de la tripulación.
El fin de la era del interfaz físico
De hecho, quizás éste área de la tecnología era el último bastión del botón, el interruptor y el dial, del interfaz físico. En el resto de nuestras vidas, las pantallas táctiles lo son casi todo. En la aeronáutica, poco a poco, los aviones están viendo esos interfaces físicos reemplazados por pantallas táctiles. Y aunque los pilotos todavía se resisten por teóricas razones de seguridad, lo cierto es que Airbus, Boeing y especialmente las marcas de jets privados, están yendo rápidamente hacia lo que ellos llaman el glass — las pantallas gigantes que muestran instrumentación.
El mundo del espacio, sin embargo, nunca dio ese salto. La historia del interfaz físico, lógicamente, arranca desde los comienzos del programa espacial americano.
Desde la cápsula Mercury, que no era más el remplazo de la cabeza nuclear de un misil balístico intercontinental que apenas tenía el espacio de una cabina telefónica y cuya instrumentación era parecida a la de cualquier avión a reacción de la época a la cápsula Apollo, la cosa no avanza demasiado.
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La carrera espacial estaba entonces en su apogeo y la NASA y sus contratistas iban a Warp 9 para intentar llegar a la luna antes que los rusos. El diseño era el que tenía que ser, con cientos de botones y lucecitas por todas partes con el espacio limitado a un máximo de tres astronautas en Apollo, dos en Gemini y una en Mercury.
Después, el proyecto del transbordador espacial no fue mucho más elegante. La versión de 2002 que muestra la foto sobre estas líneas fue la más avanzada, con la introducción de pantallas multifunción similares a las de los cazas de combate. Pero la primera era el mismo océano de botones e interruptores por todas partes.
Crew Dragon: el nuevo interfaz de la exploración espacial
La Crew Dragon es un animal completamente diferente. Primero, el espacio interior es mucho más grande, con una capacidad máxima de siete tripulantes — aunque la NASA sólo va utilizar un máximo de cuatro asientos. Sólo el transbordador espacial le supera en capacidad máxima con ocho tripulantes — aunque la NASA típicamente volaba entre cinco y siete astronautas en la venerable y problemática nave reutilizable.
Pero lo más impactante es el espacio interior. Lejos de ser un guirigay de componentes, botones y pantallas, todo son líneas limpias, como se puede ver en este vídeo que muestra su interior.
Los botones y diales no han desaparecido totalmente. Todavía quedan un par en la parte inferior de los tres paneles que configuran el control de la nave. Aquí se puede ver el detalle de uno, fuera de foco, junto a cinco botones.
Pero el resto ha desaparecido por completo. Ni siquiera hay indicador de actitud físico, algo que a muchos pilotos les pondrá nerviosos.
Pero a pesar de ese nerviosismo y la nostalgia del botón, la nave de Elon Musk que comenzó su andadura en 2012, está a punto de inaugurar una nueva era de la exploración espacial. No sólo en cómo van a interactuar los astronautas con sus naves, sino también dando el pistoletazo de salida en la nueva carrera espacial para llegar a Marte.